Querida comunidad y amigos:

Lo prometido es deuda, y de parte de la maestra Lucy Sánchez, aquí está la carta de parte de los Reyes Magos para explicarle a los niños mayores quiénes son sus verdaderos asistentes.

Gracias infinitas, querida maestra Lucy, fundadora de la Comunidad Waldorf Yemayá, en San Miguel de Allende, en Guanajuato, México, por esta hermosa contribución.
Querido hijo:
Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente guiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarle. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto, el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que Melchor el más anciano de los Reyes dijo:
– ¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían. -¡Oh, sí! -exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero eso es muy difícil de hacer. No seremos capaces de llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo. Baltasar, el tercero de los Reyes, que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría, comentó:
– Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito.
Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y una voz se escuchó en el Portal:
– Son muy buenos, queridos Reyes Magos, y les agradezco sus regalos. Voy a ayudarles a realizar su hermoso deseo. Díganme: ¿qué necesitan para poder llevar regalos a todos los niños del mundo?
– ¡Oh, Señor! – dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño, y que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.
– No se preocupen por eso -dijo Dios-. Yo les voy a dar, no uno sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.
– ¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo sería posible esto? -dijeron a la vez los tres Reyes Magos con cara de sorpresa y admiración.

– Díganme, ¿no es verdad que los pajes que repartirán regalos deben querer mucho a los niños? -preguntó Dios. Sí, claro, eso es fundamental – respondieron los tres Reyes.

– Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de cada niño? Sí, sí, eso es lo que exigiríamos a un paje -respondieron cada vez más entusiasmados los tres Reyes.

– Pues díganme queridos Reyes: ¿hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?
Los tres Reyes se miraron y empezaron a comprender lo que Dios estaba planeando, cuando la voz de Dios de nuevo se volvió a oír:

– Dijo: Puesto que así lo han querido y para que en nombre de los Tres Reyes Magos del Oriente todos los niños del mundo reciban algunos regalos, YO ORDENO que en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se conviertan en sus pajes y que en nombre de ustedes tres, y de mi parte regalen a sus hijos los regalos que ellos deseen.

También ORDENO que, mientras los niños sean pequeños, el día 6 de enero la entrega de regalos se haga como si lo hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les den ésta carta con la historia, y a partir de entonces, los niños mayores, guardarán también el secreto y no dirán nada a los niños menores. Los mayores deberán estar muy agradecidos y recordarán por siempre todos los momentos de alegría, de sorpresa, y de felicidad que año con año vivieron, GRACIAS A SUS  “REYES MAGOS” que cuidaron esa ilusión por muchos años. Y los niños mayores con su buen comportamiento agradecerán a sus Reyes todos los regalos que ellos les dieron  por muchos años. 
Reciban bendiciones los hijos obedientes de las órdenes que nos han sido dadas.
A T E N T A M E N T E
Tus padres que te aman
(Tus Reyes Magos del Oriente)