Ante el alud de imágenes desoladoras y el exceso de información del mundo de los adultos, el niño pequeño del primer septenio se siente desprotegido y vulnerable. Así como hay temas que los adultos definitivamente no tratamos con los pequeños, así deberíamos tratar todo lo relacionado a la pandemia, las amenazas tanto de salud como económicas, y sólo transmitirle al niño o la niña las cuestiones de salud (¡no las otras!) en la medida y en el momento en que sean pertinentes, de manera amable, sin grandes detalles, pero sobre todo, de forma pictórica.
La mayoría de niños tienen desde ya demasiada información. Sin embargo, ¿qué tanto pueden hacer con ella? ¿Sirve de algo que se enteren del número de muertos, o de la amenaza invisible del virus? Para empezar, ¿qué es un virus para un niño de 3 años? Tratemos de ponernos en sus zapatos por un momento. Los pequeños no cuentan todavía con pensamiento racional. Si les contamos que existe un virus por ahí, un bichito raro que no se ve, pueden imaginarse cualquier cantidad de monstruos invisibles, que aunque sean microscópicos, lo pueden atacar. ¡Bang…! Les estás diciendo que están expuestos a ser atacados por algo casi inevitable, que HAY QUE tener miedo.
Para los niños pequeños sus sentimientos son verdadero alimento. Ellos necesitan una inmensa cantidad de seguridad y calidez, de AMOR y confianza en el mundo para que se desarrolle armónicamente su parte emocional y también su cuerpo físico. Me pregunto si en el futuro lejano (o cercano) veremos a esta generación de niños presentando problemas físicos, mentales y emocionales específicos… Pero también quisiera con todo mi corazón que podamos rescatar a nuestros hijos de esta terrible amenaza, que por lo visto no se ve. Si, junto con la amenaza de salud y económica, estamos viviendo la peor amenaza para la infancia, entre las pantallas y el ambiente de constante miedo.
¿Qué hacer para contrarrestar los efectos del miedo, de las imágenes aterradoras en su alma que ni siquiera se pueden explicar ellos mismos?

Les ofrecemos imágenes de protección, imágenes que les transmitan seguridad.
Y la mejor manera de que estas imágenes lleguen a su corazón no es por medio de una conversación racional, sino mediante los cuentos. Eso logran los pequeños cuentos de protección, donde presentamos seres humanos o animalitos que encuentran un lugar seguro donde vivir y dormir. Justo eso necesitan los niños sentir: que el mundo es un lugar seguro, que son queridos y bienvenidos, que el mundo es BUENO.

Les contamos historias de protección para que al dormir se lleven esas imágenes a su sueño y las procesen, brindándoles una especie de salvavidas, de puerto seguro, algo que proteja su corazón.
Les sugiero escuchar mi FaceBook Live “Crea un espacio de protección”, en donde explico a detalle todo esto.
Podemos crear estos cuentos de protección variando el final de los cuentos tradicionales conocidos o bien, creándolos con esta intención desde el principio. El valor de la intención es supremo. Cuando cuentes estos cuentos a tus niños, lleva con ellos toda la intención de tu corazón de protegerlos y acunarlos con tus palabras y tu calidez.
Aquí va uno de los ejemplos que usé en la sesión del 20 de julio, y que les prometí compartir.

Es el cuento del Hotel Piña de Pino, escrito por mi maestra y amiga Suzanne Down, directora de la Escuela de Arte en Cuentos y Títeres Juniper Tree, en Boulder, Colorado, EU.

En esta historia, una piña de pino vieja que nadie quería encuentra un nuevo propósito como refugio para una familia de catarinas (mariquitas). El cuento nos trae las imágenes de musgo suave, la quietud de la noche, la luz de la luna y una abuela piña de pino que encuentra la felicidad y la paz. ¡Ojalá que la disfruten!

El Hotel Piña de Pino

Las libélulas zigzagueaban y zigzagueaban entre los rayos de sol, justo al borde del bosque de los altos, altos árboles secoya

“Buenos días, buenos días! ”

Todo estaba quieto y silencioso a la sombra de los árboles, cuando acertó a pasar por ahí un niño fuerte, buscando piñas de pino para vender. Cuando encontraba una perfecta, la ponía en su gran cesta y seguía buscando más.

Piñas de pino para mí,
Piñas de pino para ti,
Muchas piñas encontraré
Y en el mercado las venderé.
Recogió una piña grande y cuando la puso en su cesta, se dió cuenta de que estaba seca y torcida con la edad.

Entonces la tiró por la colina y dijo: “Eres demasiado vieja y estás muy desgastada, Abuela Piña. Nadie te compraría en el mercado!”

La piña solitaria rodó y rodó por la colina a través de las agujas y ramitas de pino, hasta que se detuvo al chocar con un gran tronco cubierto de musgo que había estado tirado allí durante cien años. ¡POM! aterrizó allí la piña… y cayó al revés!

El sonido de la piña al chocar contra el tronco despertó a veintisiete bebés catarinas y a su mamá que habían estado durmiendo en su nido de musgo, tan suave y acogedor, encima del tronco. Se arrastraron hasta el borde para echar un vistazo.

Mamá Catarina vió a la vieja Abuela Piña de Pino, y estaba llorando.

“Soy vieja y fea y no le gusto a nadie”, sollozó.

Mamá Catarina miró cuidadosamente a la abuela Piña de Pino y notó que había muchas habitaciones profundas y fuertes, todas con un buen techo. “¿Vaya, vaya… ésta sería una buena casa para mí y todos mis bebés. El musgo es agradable, pero no tenemos un techo que nos mantenga secos. ¿Podemos mudarnos a … sus habitaciones?” le preguntó a la Abuela Piña de Pino.

La Abuela Piña de Pino dejó de llorar y miró hacia arriba.

“¿Vivirías en mis habitaciones de piña? ¿Puedo ser útil para ti?” dijo la Abuela Piña, sorprendida y muy contenta.

“Sí, seguro que sí”, dijo Mamá Catarina. Y enseguida, cada uno de los veintisiete bebés catarinas y la mamá recogieron trozos suaves de musgo y volaron a las habitaciones de la Abuela Piña de Pino.

¡Qué agradable fue aquello en verdad!

¡La Abuela Piña de Pino se mantuvo en pie, incluso aunque estaba al revés! Estaba orgullosa de ser útil junto a este tronco lleno de musgo.

Podía sentir las dulces cosquillas de las veintisiete catarinas bebés instalándose en su nuevo hogar.

La Abuela Piña de Pino suspiró feliz mientras que la suave noche cayó sobre el bosque.

En el momento en que la luz de la luna brilló a través de los árboles, sus inquilinos ya estaban durmiendo sanos y salvos en su nuevo Hotel Piña de Pino. Ni siquiera le importaba que estuviera al revés. Se mantuvo firme y fuerte mientras escuchaba la dulce paz de las catarinas que tenía a su cuidado. Y las catarinas durmieron más contentas que nunca.

— por Suzanne Down, directora de la Escuela de Arte en Cuentos y Títeres Juniper Tree, en Boulder, Colorado, EU